Para las muchas personas que a diario me preguntan cuál es el proyecto político en el que está centrado Roberto Jairo Jaramillo, he hecho esta columna en la que explico por qué hoy no hay una figura quindiana más relevante que Jaramillo en el contexto político nacional, dado que es la mano derecha de un virtual precandidato a la presidencia.
En la antesala de las elecciones presidenciales de 2026, el nombre del exgobernador del Quindío, Roberto Jairo, ha ganado visibilidad en los círculos políticos nacionales. Su cercanía con un precandidato y su papel dentro de la estrategia de campaña lo posicionan como un actor clave en la próxima contienda electoral, más allá de las fronteras de su departamento natal.
Jaramillo, quien desempeñó un papel destacado como gobernador del Quindío, se impone en el ámbito nacional como el hombre de confianza de Juan Guillermo Zuluaga, quien enfrentó con vehemencia y sin temores a los grupos armados ilegales en Colombia, dejando una huella profunda, en especial en su región, donde la gente comenzó a llamarlo “Juan sin Miedo”.
Es la antítesis de Petro. Cuando este llegó a la presidencia de Colombia y hubo una explosión de violencia en el país (con un claro fortalecimiento de los grupos al margen de la ley, tanto que el Clan del Golfo arrodilló al presidente, en un pulso de poder), Juan sin Miedo, al lado de Roberto Jairo, encabezaron el llamado de “libertad y orden”, al que se unieron varios gobernadores del país.
Le pidieron a Petro que respetara esas dos palabras que aparecen en el escudo de Colombia y no se acobardara ante los delincuentes, pues llegó a parecer más comprensivo con los grupos armados que con el pueblo lastimado. Tanto Juan sin Miedo como Roberto Jairo fueron presidentes de la Federación Nacional de Departamentos, desde donde fueron duros en la lucha contra la delincuencia.
Aunque han circulado rumores sobre la posibilidad de que Roberto Jairo ocupe la fórmula vicepresidencial, fuentes cercanas al proceso han señalado que asumirá el rol de gerente de campaña o de coordinador político, posiciones estratégicas desde las cuales se espera que movilice al electorado y articule los distintos apoyos a nivel regional.
¿Por qué no apuntarle a ser vicepresidente? Roberto Jairo, despojado de todo ego, ha señalado que el candidato presidencial debe estar acompañado de una figura que tenga un fuerte respaldo popular, reflejado en votos: “La fórmula debe ser un colombiano con un gran caudal electoral, por lo menos un millón de votos”, afirmó, destacando la necesidad de asegurar una base sólida de votantes para enfrentar lo que será una dura batalla electoral. En el Quindío, el censo electoral es de 501.000 (Registraduría Nacional del Estado Civil, 2023) y se prevé una campaña interesante por la conquista de esos electores. En 2022, en la segunda vuelta presidencial, Rodolfo Hernández (151.653 votos) venció a Petro (113.537) en el Quindío con 55,44% de los votos contra 41.50%
Esta campaña se perfila como un enfrentamiento directo entre dos grandes corrientes: la izquierda, que estará representada por el candidato que elija el actual presidente Gustavo Petro, y la derecha, que busca consolidar una coalición fuerte con Juan sin Miedo como uno de sus abanderados. Juan está en la baraja de posibles candidatos, pero en caso de que se decanten por otro nombre, su influencia y la de su equipo, entre los que se destaca Jaramillo, serán cruciales para definir la estrategia de la derecha en el escenario electoral. Es decir que si la coalición llega a la Casa de Nariño, Roberto Jairo será una figura clave en el gobierno.
A pesar de la incertidumbre sobre quién será el candidato definitivo, lo que está claro es que Juan sin Miedo ha construido una red de apoyos a lo largo del país, lo que lo coloca como uno de los mejor relacionados en el panorama político actual. En este proceso, el papel de Jaramillo será clave, no solo como asesor de confianza, sino también como figura nacional que conoce bien el entramado político y social en las regiones.
El ascenso de Roberto Jairo Jaramillo a este nivel de relevancia en la política nacional es una oportunidad para que el Quindío, un departamento tradicionalmente periférico en términos de poder político, tenga una mayor influencia en las decisiones nacionales. El reto para Jaramillo será demostrar que su experiencia en la gobernación puede traducirse en una capacidad efectiva para movilizar respaldos en un escenario mucho más amplio y competitivo.
El impacto de contar con un líder quindiano en la arena nacional puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo del departamento, que ha estado en la sombra de las grandes capitales. Con una campaña que se anticipa polarizada, la presencia de un quindiano en una posición de liderazgo en la coalición de derecha podría dar al departamento una nueva voz en los debates sobre el futuro del país.
Opinión por Finito
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