Si uno se detiene a comparar las tarifas de aseo entre Montenegro y otros municipios, como Armenia, la diferencia salta a la vista. En Armenia, por ejemplo, los ciudadanos de estrato 1 pagan 27.000 pesos por un servicio de aseo, mientras que en Montenegro, la cifra asciende a $39.000. Pero, ¿por qué? Como no hay una respuesta clara, el alcalde ha planteado que la concesión con la empresa Urbaser, que termina el 1 de marzo, no sea renovada.
En su más reciente intervención, el alcalde Gustavo Pava propuso que el municipio tome el control del servicio de aseo para aliviar la carga económica de los montenegrinos. El mandatario, en su afán de romper con la tradición de privatizaciones y concesiones que predomina en el departamento, deja claro que no está en contra de ellas, pero considera que si se concretan deben marcar diferencia y ofrecer un servicio decente y tarifas que no estrangulen los bolsillos de los habitantes.
Lo que realmente resalta en todo este debate es la incomodidad de ver cómo los ciudadanos de Montenegro siguen pagando, simplemente porque sí, tarifas que superan lo que muchos consideran razonable. Mientras que en otros municipios del país las tarifas de aseo se ajustan a un nivel accesible, Montenegro se erige como el ejemplo de lo que no debería ser: un precio elevado por un servicio que, según los propios habitantes, deja mucho que desear.
El gerente de Urbaser, Sebastián Cárdenas, ha defendido la empresa bajo el argumento de que las tarifas están dentro de lo que estipula la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico; pero, a pesar de que esto podría ser técnicamente cierto, la pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué mantener estas tarifas tan altas cuando la calidad del servicio deja tanto que desear? ¿Realmente se justifica esta carga económica para los montenegrinos solo por cumplir con una norma que parece más una excusa para justificar un negocio millonario que una verdadera solución? Es más, aunque el servicio fuera el mejor del Quindío, nada justificaría este atropello contra la ciudadanía.
De hecho, si miramos la comparación planteada al inicio de este artículo, ¿qué justificación hay para que los montenegrinos de estrato 1 paguen $39.000? ¿Es que las basuras en Montenegro se barren con escobas de oro? Es difícil evitar pensar que una cifra tan elevada es la manifestación de un abuso hacia el ciudadano: esta es una de las razones por las cuales las concesiones huelen tan mal, debido a los abusos en las tarifas.
Entonces, lo que realmente necesita Montenegro es una gestión más sensata que, por un lado, no asfixie a los ciudadanos con tarifas absurdas y, por el otro, asegure un servicio eficiente. Esa será la tarea del municipio, después del “aseo con tarifa de lujo” impuesto por Urbaser, que, por más que argumente y argumente, el montenegrino, que no es tonto, sabe que lo que escucha es simple “basura”.
Mañana a las 9 a. m. en la Asamblea Corporativa se comienza a definir el futuro de la Corporación Regional del Quindío, CRQ. FINITO tiene la lupa puesta en este proceso fundamental para la CAR, pues definirá las fuerzas en la votación para la elección de director. En la asamblea se definirán los 4 alcaldes que integrarán durante este año el Consejo Directivo de la Corporación.
Aquí Finito…

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