Conmovida por el dolor, Luz Mirian Morales, madre de Yesika Paola Chávez, rompió el silencio luego del asesinato de su hija a manos de su expareja, un subintendente de la Policía Nacional, en hechos ocurridos dentro de un salón de belleza en Ciudad Bolívar.
La joven, de apenas 26 años y oriunda de Chaparral, Tolima, fue asesinada a disparos mientras realizaba su jornada laboral. El agresor, identificado como Andrés Julián Mesa Ramírez, ingresó al establecimiento, le disparó en repetidas ocasiones y posteriormente se quitó la vida.
En medio de su tristeza, la madre de Yesika recordó a su hija como una mujer alegre, noble y llena de proyectos. “Mi niña era el alma de nuestra casa, era la alegría de todos. Nunca imaginamos una despedida tan dolorosa”, expresó entre lágrimas.
Quince días antes del fatal desenlace, la familia había compartido una reunión en la que la joven irradiaba felicidad. Sin embargo, hoy el hogar se encuentra sumido en la tristeza y el desconcierto.
La señora Morales aprovechó para enviar un mensaje a las familias colombianas: “Hoy les pido de corazón que estén pendientes de las relaciones de sus hijos. No sabemos el peligro que puede ocultarse detrás de una relación”.
Las autoridades confirmaron que el uniformado señalado del crimen contaba con antecedentes por violencia intrafamiliar, hecho que ha generado aún más indignación entre los allegados de la víctima y la comunidad en general.
La familia de Yesika y diversos sectores sociales exigen justicia y una investigación a fondo, así como una revisión urgente de los mecanismos internos de control dentro de la Policía Nacional para evitar que hechos de este tipo sigan ocurriendo.
Este feminicidio se suma a las alarmantes cifras de violencia de género que golpean al país y reabre el debate sobre la protección efectiva a las mujeres, quienes siguen siendo víctimas de agresores incluso pertenecientes a instituciones encargadas de su protección.






