Dimayor, el socio es el municipio de Armenia, no Hernando Ángel. El abogado Rodrigo Vallejo lo dice claramente, pero todos se hacen los sordos: una cosa es el Deportes Quindío como institución, la entidad, y otra muy distinta la Corporación Deportes Quindío, creada para administrar esa entidad. La institución, como bien público, no se puede vender: nunca, es imposible.
“Hernando Ángel no es el dueño del club que pertenece a Armenia; es la cabeza de la entidad que un día se creó para administrar, mediante un comodato, un bien que pertenece al municipio”, dice Vallejo. Sin embargo, la Dimayor se hace la desentendida, mirando hacia otro lado.
Hernando Ángel lo sabe, pero finge que no. Usted pagó por una corporación que no era de nadie, pues el comodato ya había vencido; no compró nada y hoy dice que es dueño de un bien público. Un juez ya le dijo que no. En un principio lo tumbaron, Ángel, es una realidad, pero no vaya a llorar, porque ya recuperó lo que invirtió y lo recuperó con creces; solo en 2023, la Dimayor le consignó 6.857 millones. No puede decir que perdió: ganó y mucho, pero ya es suficiente; devuelva lo que no es suyo, lo que es de todos los armenios.
Se lo explico con plastilina. Es como si alguien creara una corporación administradora, pidiera después la Plaza Bolívar en comodato y luego se creyera dueño de la Plaza Bolívar y la vendiera. No se puede.
Es como si alguien creara una corporación administradora, pidiera después el CAM en comodato, se creyera dueño del CAM y lo vendiera. No se puede.
Es como si alguien creara una corporación administradora, pidiera después el Parque Sucre en comodato y luego se creyera dueño del Parque Sucre y lo vendiera. No se puede.
Es como si el Imdera vendiera el estadio Centenario. No se puede. Y si alguien lo compra, pues sencillo, lo han engañado.
¿Es que no hay ley en Colombia? Ángel compró una figura que fue creada para administrar el equipo, un bien del municipio, y ahora se cree el dueño del bien del municipio, aunque un juez le dijo que no es así.
El gobernador Juan Miguel Galvis le habló claro al usurpador: “Los ingresos totales de la institución en 2023 ascendieron a $13,304 millones, de los cuales $4,362 millones provinieron de la venta de jugadores (ver El Espectador, 20 de septiembre de 2024, https://acortar.link/rQK654). Este nivel de ingresos debería permitirle a la institución mantener unos estándares éticos mínimos, devolviendo a la región con buen fútbol y resultados lo que esta le otorga”.
El líder quindiano Pablo Jaramillo toca puertas internacionales en busca de un interesado en comprar el club. Hay interesados, pero todos llegan al tema de ese bendito litigio. Ni la Dimayor ni Win Sports ni Deportes Quindío entregaron información para que la Universidad del Quindío hiciera el peritaje y definiera el valor actual de la institución, y con su omisión están afectando al departamento.
Galvis le habló claro al usurpador, quien ha llevado al equipo a la ruina, hundiéndolo en la B, humillando a la hinchada, tirándoles la puerta en la cara, ignorando a los buenos jugadores quindianos y cerrándoles el estadio:
“Respecto a sus declaraciones sobre una invitación a dialogar, debo aclarar que, en efecto, me informaron que su respuesta fue ‘muchas gracias, señor gobernador, pero no necesitamos ninguna ayuda ya’. Esa respuesta se entiende, dada la solvencia que reflejan los ingresos. Sin embargo, parece necesaria una ayuda para recordarle que el Deportes Quindío es un símbolo histórico, el único equipo en el país que contribuyó a la creación de un departamento, pues fue fundado en 1951 para fortalecer el proceso de separación del Quindío del departamento de Caldas, hecho que se concretó en 1966”, dijo.
Galvis le habló claro al usurpador. Lo invitó a estructurar un proyecto serio que apuntara al regreso del equipo a primera división, dado sus altos ingresos, y Ángel salió con el cuento de que le incumplieron: pues solo piensa en plata, en plata y en plata… ¿Es poco $13,304 millones en un solo año?, ¿quiere más? ¿Y el fútbol?
El gobernador le mostró el camino al usurpador: “Señor Ángel Montaño, lo invito a que, mientras se define el futuro de esta institución, ponga al Deportes Quindío en el sitial de honor que merece, o, si considera que esto no es su prioridad, ceda el paso a personas con el compromiso de devolverle su verdadera grandeza”.
Ahora sigue mover el aparato judicial para que haya un resultado: este es el partido más importante en la historia del equipo. Lo difícil era que comenzara, y ya comenzó. ¿Qué sigue? Remarcarnos la ‘ve’ en el pecho.
Por Finito
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