Un día después que en el Quindío 166.813 personas salieron a votar contra la corrupción y 95.460 lo hicieron en Armenia su capital, una denuncia en la Procuraduría Provincial pone al país a hablar de este tema, donde están inmersos el sector privado, la alcaldía de Armenia y una persona defendiendo sola con sus uñas, defendiendo a la ciudad, defendiendo toda su dignidad, su puesto y su responsabilidad. Y nosotros todos, quietos.
Leída por el suscrito una denuncia ante la Procuraduría Provincial de Armenia, con copia a la Procuraduría Regional y a la Fiscalía, nos obliga a prepararnos para conocer en muy pocos meses los siguientes titulares de prensa: “Destituido alcalde encargado de Armenia por violación a las normas legales, laborales, administrativas, disciplinarias y penales”.
El nombramiento de Arias Young fue recibido con la expectativa que genera el reemplazo por un alcalde que acaba de ser detenido y capturado para una investigación penal por delitos contra la administración pública. Y lo lógico es pensar que quien llega, tendrá mejores resultados y expectativas que el detenido. Sin embargo, veamos. La demora programada por el gobernador y no plenamente justificada para hacer elecciones, o nombrar de una terna a un encargado, permitió que el alcalde encargado por él, fuera denunciado ante los organismos de control este 27 de agosto de 2018 por la actual directora de Planeación de Armenia, por 1) ejercer coacción para hacer conocer de terceros documentos públicos reservados; 2) acoso laboral con comentarios hostiles y humillantes de descalificación profesional que el código laboral y procuraduría sancionan (ver sanción a excontralora de Armenia) y amenazas injustificadas de despido hechas en público y; 3) participación pública del alcalde en la defensa de intereses de empresas en las cuales la alcaldía de Armenia ha iniciado acciones litigiosas contra ellas. También dice la misma denuncia que pese a que desde el 23 de julio de 2018 la Procuraduría en Armenia viene revisando en forma muy sería una documentación sobre el Parque residencial del Café, ubicado detrás de Bomberos de la avenida Centenario, investigación que da cuenta de la posible violación al Plan de Ordenamiento Territorial, el alcalde de Armenia viene permitiendo en ese proyecto actuaciones que no pueden realizarse ni jurídicamente ni técnicamente.
Yo podría quedar totalmente sorprendido del nivel que están tomando las cosas, pero no estaré sorprendido de las sanciones por venir; pareciera que a las actuales autoridades poco les importa lo que pueda pasar, con tal de impedir que pase lo que legalmente debe pasar.
La ciudadanía se va a enterar de los temas muy graves por la señora denunciados. El alcalde deberá defenderse, tiene ese derecho, ni más faltaba; pero eso sí, tiene que ser tan alto su nivel de certeza que le sirva para ser director de la NASA, pruebas presentadas por la directora de planeación que tendrá que refutar no con comunicados ni ruedas de prensa. Y veo en el horizonte, con las lógicas presunciones legales que tienen los acusados, a un alcalde acompañado de un gobernador frente a las Procuradurías contestando casos pendientes antes de esta denuncia (el uno, contratos honoris causa; el otro, parque residencial del café), y los veo también contestando este cúmulo de situaciones anómalas conocidas hoy, un día después de que el Quindío salió a repudiar la corrupción. Y tenemos que seguirla repudiando. Los corruptos deben ser castigados.
Y aunque soy persona que cree ciegamente en la justicia y en las normas, ahora no me vengan a decir, que las denuncias de la señora directora de Planeación no tienen ningún fundamento porque la denuncia o queja tiene errores de ortografía. Los gobernantes y algunos empresarios, provocadores de esta denuncia y queja, tienen ahí una buena disculpa. De aquí en adelante, veremos cuántos de esos 95.460 que votaron en Armenia y 166.813 en el departamento contra la corrupción, están dispuestos a seguir aceptando y tolerando la corrupción.
Y los concejales de Armenia, que representan a todos los ciudadanos, vanagloriándose de los llamados por ellos “controles políticos”.
Por: Jota Domínguez Giraldo