Durante más de un año, las autoridades colombianas siguieron el rastro de una red que disfrazó la esclavitud moderna de promesas laborales en el extranjero. Lo que iniciaba como una aparente oportunidad de progreso para mujeres jóvenes del Eje Cafetero terminaba convirtiéndose en una pesadilla de explotación sexual en Baréin, un país del Golfo Pérsico.
El operativo, liderado por la Fiscalía 93 Seccional de la Dirección Especializada contra la Violación de los Derechos Humanos y la Policía Nacional, permitió la captura de tres personas en Pereira y Cali el pasado 29 de septiembre. Entre ellas se encuentra una mujer conocida como alias “Keila”, señalada de ser la cabecilla de la organización criminal “Torre de Jazmín”, dedicada al reclutamiento y traslado de jóvenes colombianas hacia Oriente Medio.
Según la investigación, la red operaba bajo la fachada de una agencia de empleo internacional. Prometían trabajos en Dubái, con salarios altos y condiciones atractivas. Pero al llegar al extranjero, las víctimas eran llevadas a Baréin, donde eran obligadas a prostituirse en hoteles de lujo, sometidas a vigilancia, amenazas y aislamiento.
Las mujeres eran además endeudadas con sumas entre 5.000 y 10.000 dólares, supuestamente para cubrir costos de viaje y trámites migratorios. Esa deuda era utilizada como un mecanismo de control: no podían regresar a Colombia hasta “pagarla” con servicios sexuales forzados.
Alias Keila era el enlace directo con los reclutadores internacionales. Ella contactaba a las jóvenes —muchas procedentes de Pereira, Armenia y Manizales—, ofrecía estabilidad económica y se encargaba de tramitar los documentos. Al llegar al destino, las víctimas eran despojadas de sus pasaportes y confinadas sin contacto con el exterior.
El Grupo Investigativo Contra los Delitos Sexuales y la Familia documentó tres declaraciones juradas, ocho interceptaciones telefónicas y más de setenta búsquedas en bases de datos que evidenciaron la existencia de una red estructurada con jerarquía y presencia en al menos tres ciudades del país.
Las autoridades advirtieron que el caso podría tener más víctimas en el Eje Cafetero, por lo que se mantienen abiertas nuevas líneas de investigación. “Estas redes criminales engañan con falsas promesas de empleo, pero detrás hay trata de personas y esclavitud moderna”, señaló una fuente judicial.






