Iwao Hakamada, quien pasó 46 años en el corredor de la muerte en Japón, fue absuelto el 26 de septiembre por un tribunal japonés. A sus 88 años, Hakamada es la persona que ha pasado más tiempo esperando una ejecución en todo el mundo. Su condena, dictada en 1968 por el asesinato de su jefe y su familia, fue revertida tras revelarse que las pruebas en su contra habían sido falsificadas.
El tribunal del distrito de Shizuoka declaró su inocencia tras determinar que la ropa que lo incriminaba había sido manipulada por los investigadores. Su hermana, Hideko Hakamada, quien lo ha acompañado durante todo este proceso, celebró la absolución en su nombre, ya que la salud mental de Hakamada ha sido gravemente afectada debido a sus décadas en prisión.
Hakamada, exboxeador, había sido sentenciado a la pena capital por el asesinato de su jefe, su esposa y sus dos hijos, pero siempre afirmó que su confesión fue obtenida bajo coacción. Durante casi medio siglo, los abogados defensores argumentaron que las pruebas de ADN no coincidían con las de Hakamada y que la sangre encontrada en la ropa no podía haberse mantenido roja tras haber estado sumergida en un tanque de miso durante un año.
Su argumento fue suficiente para persuadir al juez Hiroaki Murayama quien, en 2014, determinó que “la ropa no era la del acusado”.
“Es injusto seguir deteniendo al acusado, ya que la posibilidad de su inocencia ha quedado clara hasta un grado respetable”, dijo entonces Murayama.
Este caso ha generado gran controversia sobre el sistema judicial japonés y la pena de muerte en el país. Afuera del tribunal, los seguidores de Hakamada celebraron la sentencia con gritos de “banzai”, expresando su alivio por el veredicto que pone fin a décadas de injusticia.