El Gobierno Nacional anunció una alta inversión en la vía Calarcá-La Paila, en la denominada IP Conexión Centro, y de inmediato Caldas y Risaralda, que históricamente han tenido una más alta inversión, fomentando su crecimiento, pusieron el grito en el cielo: hicieron una carta firmada por sus gobernadores, por los alcaldes de los municipios y hasta por el senador risaraldense Juan Pablo Gallo, que vino al Quindío por votos y tras ganar solo ha volteado a verlo para despreciarlo.
Pero esto no es nada nuevo, otra vez presenciamos el espectáculo: Caldas y Risaralda unidos en su inquebrantable tradición de menospreciar al Quindío; pues cómo olvidar la gloriosa historia del viejo Caldas, donde nadie se sentía olvidado; miento, donde el Quindío, cansado de ser ignorado, decidió dar el gran paso hacia su independencia.
Fue grande su osadía, porque supuestamente todos eran iguales y tenían los mismos derechos, pero de lo que se dio cuenta el Quindío fue de que esa igualdad solo existía en el papel, pues en la práctica las cargas no estaban parejas.
Enfrentar la oposición de Caldas y Risaralda es una experiencia familiar; mostraron el hambre, reiteran su menosprecio. La carta la firmaron diputados, concejales y líderes regionales; por esa razón, el Quindío hoy debe fortalecer su unión interna, para mostrarse en su verdadera dimensión, más grande, no en territorio, pues eso es imposible, sino en importancia, por su ubicación estratégica, lo que lo convierte en un gigante.
Sí, el territorio menospreciado ahora es el más importante de Colombia, así Caldas y Risaralda se nieguen a reconocerlo. La carta del 3 de mayo dirigida a Francisco Ospina Ramírez, presidencia de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, fue un grave error de diplomacia.
¿Le conviene más al Quindío mirar hacia occidente y formar un bloque con el Valle del Cauca?, esa idea debería llegar al escritorio de roble del gobernador Juan Miguel Galvis, pues sería más fructífera, ya que es el Valle del Cauca el departamento con el que comparte sus fronteras más grandes. Ahí los que realmente perderían serían Caldas y Risaralda, los firmantes de la infame carta. El Quindío, por su parte, tiene su propia carta, tiene un as bajo la manga.
Opinión por Finito
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