En el panorama político del Quindío, una verdad resuena con fuerza: el cambio significa navegar en contra de la corriente y enfrentar la ingobernabilidad. El gobernador del Quindío, Juan Miguel Galvis, es un claro ejemplo de esta dinámica. Para lograr la gobernabilidad, ha tenido que establecer acuerdos con los miembros de la Asamblea departamental, con mayoría de oposición.
Gracias a estas negociaciones, los diputados ahora apoyan al mandatario. Sin embargo, esto es solo una parte del complejo juego político. El futuro de Galvis y su grupo dependerá en cierta medida del nivel de compromiso de estos diputados en su proceso de gobernanza.
La lucha por el poder se libra a diario. César Augusto Pareja, conocido como Toto, aunque no ostente un título oficial, es el líder del partido Cambio Radical en el Quindío. Toto parece ser el dueño del Monopoly político en la región, manejando estratégicamente el tablero departamental. Pero, ¿pueden Galvis y su equipo llegar a dominar este juego?
En el papel, Toto cuenta con el apoyo de 11 alcaldías en el Quindío, excepto la de La Tebaida, cuyo alcalde no recibió su respaldo en campaña. Además, controla la Corporación Regional del Quindío, CRQ; las Empresas Públicas del Quindío, EPQ; y RedSalud. Estos bastiones le otorgan una ventaja interesante en el juego político.
Por su parte, Galvis tiene bajo su control sus descentralizados y el hospital San Juan de Dios. El juego político es complejo y cambiante. Los alcaldes tienen sus propias estrategias y necesitan tanto el apoyo del gobernador que pueden replantear sus prioridades, cumplir con sus compromisos y reiniciar la partida en cualquier momento. Esto podría cambiar drásticamente la realidad del Monopoly quindiano.
El juego apenas comienza y no hay nada seguro. La política es impredecible y nadie sabe para quién trabaja. Las elecciones de 2025, las de Congreso, podrían traer nuevas sorpresas, muy al estilo de Galvis en octubre de 2023, cuando partió desde atrás y alcanzó la victoria.
En este tablero de poder, cada movimiento cuenta y cada jugador tiene su estrategia. La capacidad de adaptarse y negociar determinará quién tendrá la ventaja en esta partida que define el futuro del Quindío. La única certeza es que el juego político es dinámico y siempre está en constante movimiento; todos los jugadores alistan sus estrategias, algunas más sólidas que otras, ¿quién ganará?: ojalá que sea el pueblo, pues de lo contrario estamos hablando de pura y dura corrupción.
Opinión por Finito

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