La familia de Georgina Amaya de Gallego, una mujer de 98 años fallecida el pasado 17 de septiembre, vive hoy una mezcla de consternación y sorpresa al recibir una carta de la EPS Compensar, dirigida a la adulto mayor, en la cual se le ofrece una disculpa y se le expresa un sentido pésame. Este documento, que llegó más de un mes después de su deceso, responde a un derecho de petición que la familia había elevado a través de la Superintendencia de Salud en junio, buscando atención médica oportuna para la paciente.
El yerno de la fallecida, Jaime Fernández Molano, denunció que la atención por parte de la EPS fue insuficiente, marcada por largas esperas para recibir citas y servicios que resultaban críticos dada la avanzada edad y condición de Georgina. La familia, que recurrió a medidas legales para exigir la atención de su ser querido, se mostró indignada al recibir una misiva donde la EPS, tras “saludar” a la usuaria fallecida, lamenta la “percepción negativa” que esta tuvo del servicio y promete que sus próximas experiencias serán “de su total agrado”.
Según la familia, la misiva manifiesta la falta de sensibilidad de la EPS, al reiterar su intención de “brindar una atención adecuada” mientras omite el impacto de la deficiente atención médica que, según ellos, contribuyó al deterioro de la salud de doña Georgina. “Es inaceptable que respondan a nuestras solicitudes legales después de su fallecimiento, y que, además, envíen condolencias como si fueran una formalidad sin fondo”, expresó Fernández.
Este caso, como muchos otros, ha despertado polémica sobre la burocracia y la falta de empatía en el sistema de salud. La carta de Compensar, fechada el 24 de octubre, dejó a la familia en una situación desconcertante, pues en ella la entidad promete “mejorar futuras experiencias” de atención, pese a que ya se había registrado oficialmente su deceso.