
El seleccionado nacional dio una muestra de carácter invaluable en Buenos Aires. Un cero a cero que supo a victoria por la entrega del equipo.
Pékerman dispuso la partitura que siempre lo ha distinguido en sus equipos: un 4-3-1-2 clásico con intérpretes de postín para poner en apuros a una zaga rústica como la de Argentina, poco dada al despliegue y la generación, sí dispuesta a entregarse al choque sin medidas con Falcao y Jackson, por primera vez juntos desde el arranque en un partido de eliminatoria. Atrás de ellos como un conductor de toda la vida estaba James Rodríguez e incluso Aldo Ramírez, un 10 oculto y disimulado con criterio para dar el primer pase y desahogar las jugadas en el mediocampo.
Paradójico fue el inicio de la contienda, porque pese a la saludable intención de Colombia de jugar la pelota al pie, el que contó con las opciones más claras fue Argentina. Primero con un desborde de Zabaleta, que en su única proyección, sacó un centro rasante que por poco deriva en los pies del Kun Agüero. Acto seguido Higuían se fue de cara al marco de David Ospina, quien con la prestancia de los grandes arqueros lo aguantó hasta el último movimiento y le sacó la pelota limpia, sin margen para la suspicacia.
El ex Atlético Nacional se ha graduado en las grandes citas y ya no cabe duda de quién es el heredero del pórtico por más de que en Europa su equipo no sea el más mediático de todos. Ospina se batió como un titán cada vez que fue exigido, y bajo su custodia Colombia pudo tomar aire y comenzar de nuevo. Hasta entonces hubo incertidumbre por el destino del resultado. Y la zozobra terminó de invadir al seleccionado con la expulsión de Cristian Zapata, quien convirtió una cobertura normal sobre Higuaín en su propio calvario. La oportunidad de afianzarse en la zaga apenas le duró 36 minutos.
En esos ires y venires llenos de frenesí se movían colombianos y argentinos. Por eso la expectativa que se generó entorno al partido se colmó por completo. El ritmo trepidante le quitó el respiro al inmenso Monumental y aumentó las pulsaciones de los jugadores, que vivían el duelo a ceño fruncido, con la sangre hirviendo y entregando en cada jugada algo más que la fricción normal del juego.
Y en ese pulso de fortalezas el equipo de Pékerman sacó a relucir la guapeza que se necesita en los contextos que consumen energía y agotan sicológicamente. Allí prevaleció una Colombia valiente en el roce y con la pelota. Argentina tampoco lo lamentó y luchó con amor propio, abnegado como suelen ser los equipos albicelestes.
Sin embargo, la diferencia en el marcador nunca se cristalizó. Todo se tradujo a la lucha y a la entrega sin concesiones. Es una verdad absoluta que la esencia del fútbol es el gol, pero en duelos electrizantes como el protagonizado en el Monumental, aspectos como como la táctica toman una relevancia fundamental. Así lo entendieron ambos y el ajedrez se movió con peones y reyes por igual.
Tanto que Sabella tuvo que recurrir al dueño de la corona en el minuto 57. Messi dijo presente y estalló el Monumental. Pékerman miró al banco y respondió con un jugador menos glamuroso como Alexander Mejía. Ambos enviaron un claro mensaje sin renunciar a la posibilidad de llevarse la victoria.
El crack del Barcelona demostró porque goza de un prestigio sin igual en la orbe del fútbol. Lo reservaron pero cuando su equipo lo llamó no fue indiferente. Asumió el rol que lo corresponde y dictó cátedra de habilidad con la pelota en los pies. Fueron pocas en su poder, es cierto, aunque suficientes para inyectarle zozobra al correcto comportamiento de la zaga colombiana.
Colombia estuvo lejos de amilanarse ante la figura del 10 argentino y se aferró a la personalidad de unos futbolistas enérgicos y curtidos en las grandes ligas de Europa. Eso se notó gracias a su carácter y a la reacción oportuna de José Pékerman para recomponer el equipo en los momentos justos.
Fue un golpe por golpe sin goles pero inolvidable. Una prueba de fuego en un mítico volcán llamado Monumental.
Formaciones:
Argentina: Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Federico Fernández, Ezequiel Garay, Marcos Rojo; Lucas Biglia, Javier Mascherano, Walter Montillo, Ángel Di María; Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.
D.T: Alejandro Sabella.
Colombia: David Ospina; Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Mario Yepes, Pablo Armero; Abel Aguilar, Carlos Sánchez, Aldo Ramírez, Falcao García y Jackson Martínez.
D.T: José Pékerman





