Después de más de 30 años de cautiverio y maltrato, Yoko, el último chimpancé bajo cuidado humano en Colombia, finalmente ha sido trasladado al Santuario de Grandes Primates de Sorocaba, en Brasil, donde podrá vivir en un entorno más acorde a su naturaleza.
La operación Arca de Noé Yoko, que se concretó este domingo 23 de marzo, fue el resultado de dos años de trámites y coordinación entre autoridades ambientales de Colombia y Brasil, así como de múltiples entidades comprometidas con la protección animal.
Yoko fue víctima del tráfico de fauna silvestre, siendo criado en la casa de un narcotraficante en Pereira, donde fue forzado a comportarse como un ser humano: vestía ropa de lujo, usaba pañales hasta los 25 años, comía con cubiertos, montaba bicicleta y caballo, e incluso fumaba cigarrillos. Posteriormente, pasó por varios circos antes de ser rescatado por las autoridades ambientales en la frontera con Venezuela.
En 2018, Yoko fue llevado al Bioparque Ukumarí en Pereira, donde permaneció hasta su traslado. Sin embargo, su destino cambió tras la tragedia de Pancho y Chita en 2023, cuando dos chimpancés escaparon del bioparque y fueron sacrificados por la Policía, un hecho que sigue en investigación.
El vuelo que llevó a Yoko a Brasil fue operado por Avianca Cargo, con un equipo de especialistas que supervisó cada detalle de su bienestar. Ahora, en el Santuario de Grandes Primates de Sorocaba, el chimpancé de entre 40 y 45 años compartirá su nuevo hogar con otros 50 individuos de su especie, en un entorno diseñado para su rehabilitación y readaptación.
Las primeras señales han sido positivas: pocas horas después de su llegada, Yoko se animó a salir de su recinto y comenzó a vocalizar, lo que expertos consideran una buena señal de integración. “Él mismo decidirá su ritmo de acercamiento a la manada y de adentramiento al santuario. Los expertos cuidarán sus pasos”, indicaron los primatólogos a cargo.
Julio César Gómez, director de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder), calificó el traslado como un hecho histórico para Colombia. “Nos sentimos orgullosos de haber podido devolver a Yoko a su especie, donde podrá vivir en condiciones más dignas”, afirmó.
Raúl Murillo, gerente del Bioparque Ukumarí, destacó que Yoko pasó ocho años en rehabilitación antes de este esperado desenlace.





