El pasado martes 24 de diciembre, se difundió en redes sociales la supuesta muerte de una llama empleada como atracción turística en el centro de Bogotá. Videos mostraban al animal desplomado en la calle 11 con carrera 4, cerca de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en plena víspera de Navidad, lo que generó indignación entre los usuarios, quienes denunciaron que la llama había sido obligada a caminar durante largas horas para atraer visitantes. Ante esto, las autoridades locales convocaron una mesa técnica para investigar el caso, con el Instituto Distrital de Turismo (IDT) liderando las acciones.
En respuesta a las denuncias, el IDT anunció la creación de una instancia interinstitucional para evaluar las condiciones en que se utilizan animales en actividades turísticas en Bogotá. La escena de la llama desplomada, símbolo de la región andina, generó una ola de críticas hacia el uso indebido de animales con fines comerciales.
Dos días después, el Instituto de Protección y Bienestar Animal confirmó que la llama, llamada Luna, sigue viva y se encuentra bajo valoración médica junto a otro ejemplar que también estaba en el lugar. En un operativo interinstitucional, las autoridades están evaluando el estado de ambos animales y prometieron actualizar sobre los resultados de la investigación.
Este caso se suma a la creciente preocupación por el maltrato animal en Bogotá, donde las denuncias han aumentado un 87% en el último año, según cifras del concejal Julián Sastoque. Las denuncias ciudadanas son clave para visibilizar esta problemática y garantizar que los responsables enfrenten las consecuencias legales correspondientes.