Este 3 de noviembre se convirtió en una fecha inolvidable para el deporte colombiano. En una final electrizante disputada en Paraguay, la Selección Colombia femenina de futsal Sub-20 rompió con años de hegemonía brasileña y, por primera vez, alzó el trofeo sudamericano de la categoría. Fue un triunfo que llegó desde el corazón y la disciplina, un reflejo de la persistencia que las jóvenes colombianas mantuvieron hasta el último segundo.
El camino no fue fácil. Brasil, ganadora de las tres ediciones anteriores del torneo, era la indiscutible potencia en el futsal femenino sudamericano. Con títulos en Paraguay 2016, Chile 2018 y Brasil 2022, la selección verdeamarela dominaba con autoridad y ya había frustrado a Colombia en dos finales anteriores. Pero este año, las ‘Tricolores’ llegaron dispuestas a cambiar la historia.
El encuentro comenzó con la intensidad propia de una final, y la primera llegada de peligro fue para las colombianas en el primer minuto. Sin embargo, Brasil demostró rápidamente por qué es una selección temida: Danyele Graciano aprovechó un desvío desafortunado en la colombiana Isabella Mosquera y marcó el primer gol. Pero el equipo nacional no bajó los brazos y, en la segunda mitad, empujadas por la fuerza de su juego y la energía de una hinchada que creía en ellas, lograron el ansiado empate. Un autogol de Giovanna Silva, tras un tiro de esquina, devolvió la esperanza a Colombia.
La paridad en el marcador llevó el partido al tiempo extra, y en los minutos adicionales, la tensión fue creciendo mientras cada equipo buscaba desesperadamente romper el empate. Ninguno de los dos consiguió el tanto decisivo, así que el título se definió en la tanda de penales.
Desde los doce pasos, las jugadoras colombianas mostraron un temple admirable. La muerte súbita llegó al sexto cobro, cuando la última ejecutante brasileña estrelló el balón en el poste, desatando la euforia de la afición y consagrando el 6-5 definitivo para Colombia. La arquera colombiana, serena en los momentos más críticos, fue clave para mantener a su equipo con vida en una tanda cargada de emociones y suspenso.
Este histórico triunfo de las ‘Tricolores’ representa mucho más que un título: simboliza la consolidación del futsal femenino colombiano en Sudamérica y envía un mensaje de esperanza para futuras generaciones de deportistas. Colombia ha demostrado que, con trabajo y convicción, es posible superar a la más grande potencia de la región.