Después de un año lleno de debates, los compromisarios del equipo catalán decidieron darle el sí a Qatar Foundation. El arreglo es hasta que finalice la temporada 2015-16 y por 231 millones de dólares
Desde que se firmó el contrato con la empresa que depende del Estado qatarí, en diciembre de 2010, parte de los socios manifestaron su descontento. El sistema político de ese país y la tradición de no cobrar por el espacio publicitario de la camiseta -incluso, el Barcelona paga a UNICEF por el espacio con el que cuenta- habían desatado una serie de críticas al presidente del club, Sandro Rosell.
Quizá sin proponérselo, pero con el tiempo, Johan Cruyff se volvió la voz de los opositores al convenio. El holandés dijo en su momento que la decisión era “un paso atrás enorme” y que a partir de allí el “Barça era vulgar”.
La crisis económica que asota a Europa, los balances económicos negativos del equipo y la cifra hicieron que la dirigencia no sometiera la decisión a consulta con los socios. Pero el 1º de septiembre se comprometieron a que en la asamblea del sábado se iba a permitir que los afiliados puedan decidir que hacer con el futuro de la camiseta.
En el cónclave el vicepresidente financiero culé, Javier Faus, sostuvo se dedicó a defender el porque sí al contrato. Entre las razones destacó: la compatibilidad con los valores del blaugrana y de UNICEF, ser la camiseta mejor paga del mundo, la existencia de un aval bancario, recibir ingresos de manera inmediata -tres meses- y que la duración de lo firmado sea por cinco años -y no por diez como muchas empresas pretenden-.
Un total de 809 socios presentes eligieron después de escuchar los motivos y el resultado fue un contundente 697 votos a favor, 76 en contra y 36 en blanco. De esa manera, se terminó por aprobar una relación que implicará el ingreso de US$ 231 millones (56,5 que ya fueron cobrados, 40 para el 2012-13, 43,5 para el 2013-14, 44,5 para el 2014-15 y 46,5 para el 2015-16).