El líder social y académico quindiano Pablo Jaramillo Arango, Doctor en Estudios Políticos y Jurídicos, encendió el debate nacional con una columna publicada en el diario El Tiempo, donde lanza una crítica contundente contra el centralismo en Colombia y la forma en que el Gobierno Nacional pretende reformar el Sistema General de Participaciones (SGP).
Desde una posición de liderazgo regional y con argumentos sólidos, Jaramillo afirma que la llamada “descentralización” que se discute en el Congreso es, en realidad, un mecanismo para trasladar responsabilidades a los territorios sin entregar poder real ni recursos suficientes.
Para el académico, el modelo actual es insostenible: el Gobierno Nacional concentra el 86% del presupuesto de la Nación, mientras que departamentos y municipios apenas manejan el 14%, lo cual contrasta fuertemente con países desarrollados, donde la distribución suele ser 50-50. Además, denuncia que en 2023 la ejecución del presupuesto central fue apenas del 42%, mientras las regiones siguen luchando por suplir necesidades básicas sin recursos ni autonomía.
“¿No será que ese 58% del presupuesto no ejecutado es justamente el que le falta a las regiones para cubrir sus necesidades?” pregunta Jaramillo en su columna.
Como propuestas concretas, sugiere eliminar entidades nacionales ineficientes como el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), y descentralizar el 50% del presupuesto del INVÍAS para que las vías secundarias y terciarias sean responsabilidad directa de las regiones. “Desde Bogotá no se ve ni se entiende la urgencia de una trocha que impide sacar una cosecha o llevar un niño al colegio”, enfatiza.
En su columna, Jaramillo deja claro que el verdadero debate no debe girar en torno a la descentralización, sino a la autonomía: “Queremos la libertad de poder invertir en infraestructura, saneamiento básico, vivienda, tecnología, seguridad, cultura o medio ambiente en nuestros territorios”, afirma.
También resalta la importancia de incluir a actores regionales clave en este proceso: Asocapitales, la Federación de Departamentos, las gobernaciones y las alcaldías, quienes viven en carne propia los efectos del centralismo.
Con un tono directo y crítico, Jaramillo advierte que Colombia no puede seguir siendo el país de las reformas aplazadas, los cambios a medias y los discursos vacíos. Propone una conversación nacional que se haga desde las regiones y con visión de país.