Recientemente, el desierto del Sahara, conocido por su clima árido y extremo, experimentó un fenómeno inusual: fuertes lluvias provocaron inundaciones en zonas de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, regiones donde rara vez se registran precipitaciones, especialmente a finales del verano. Este suceso extraordinario dejó asombrados a meteorólogos y científicos, quienes advierten que podría ser una señal de cambios climáticos más amplios.
Entre el 7 y 8 de septiembre, un ciclón extratropical atravesó el noroeste del Sahara, trayendo consigo intensas lluvias que superaron los 200 milímetros en algunas zonas, según análisis satelitales preliminares de la NASA. Para tener una perspectiva, esta cantidad de lluvia equivale a lo que suele caer en todo un año en esa región.
Uno de los hechos más sorprendentes fue la recuperación del lago Iriqui, ubicado en Marruecos, que había estado seco por más de 50 años. Las lluvias torrenciales también causaron inundaciones en la localidad de Tagounite, al sur de Rabat, donde en solo 24 horas se registraron más de 100 milímetros de lluvia, una cantidad sin precedentes en décadas, según Houssine Youabeb, funcionario de la agencia meteorológica de Marruecos.
Este fenómeno extremo ha traído consigo tanto beneficios como tragedias. En Marruecos, los cuerpos de agua han comenzado a llenar antiguos ríos y lagos secos, lo que podría mejorar las reservas de mantos acuíferos para las comunidades locales, gravemente afectadas por una intensa sequía en los últimos seis años. Sin embargo, las lluvias también han causado pérdidas humanas, como la muerte de 18 personas en Marruecos en septiembre, y la devastadora inundación en Derna, Libia, que dejó más de 11.300 fallecidos, considerada la peor inundación en África en un siglo.
Los expertos han señalado que estas tormentas podrían volverse más frecuentes debido al calentamiento global y a la alteración del ciclo del agua en la región. Essam Heggy, científico del Centro AWARE de la USC, explicó que las tormentas extratropicales están cambiando las dinámicas climáticas, lo que podría impactar el clima del Sahara en los próximos años.