Equipos médicos que intentan controlar un contagio del mortal virus en África Occidental buscan confirmar si la enfermedad se ha extendido a Mali.
Cuando se sabe de un solo caso de Ébola, las alarmas suenan. Este virus que produce fiebre hemorrágica no tiene cura ni una vacuna que lo prevenga y puede tener una mortalidad del 90 %.
Cada cierto número de años, el Ébola hace un resurgimiento en los rincones más pobres y remotos de África, enferma a unas docenas de miembros de alguna tribu, sin embargo, esta vez el virus, en vez de desvanecerse, se extende.
Por esta razón los casos que han aparecido en el país africano de Guinea no pasan inadvertidos para las organizaciones internacionales de salud ni la prensa internacional.
Hasta ahora se sospecha de más de 90 casos y 60 muertes, de las cuales nueve han sido confirmadas como Ébola. Se cree que el primer brote ocurrió hace un mes, pero no fue sino hasta finales del pasado mes de marzo que se supo de un infectado.
Los casos confirmados o notificados están en cuatro países de África Occidental: Guinea, Liberia, Malí y Sierra Leona. También llegó a la capital de Guinea, Conakry, una ciudad de 2 millones de habitantes.
Los funcionarios instalan escáneres térmicos en los aeropuertos de la región con el fin de revisar a los pasajeros y detectar a los que tengan fiebre. Los médicos vestidos con trajes de protección han fracasado al momento de detener el miedo.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajaba en el sur del país en un programa contra la malaria cuando la información surgió. De inmediato, junto con el Ministerio de Salud de Guinea, pusieron en marcha los planes para controlar la epidemia.
“Un solo caso de Ébola realmente ya es una epidemia”, le dijo a BBC Mundo Gemma Domínguez, coordinadora de MSF en ese país. “Porque si no se hace nada, la cadena sigue”.
“La contagiosidad no es que sea alta, no es como hablar de una epidemia de meningitis donde hay miles y miles de personas afectadas. Pero si extrapolamos el número de casos posibles con los muertos, entonces el que está contagiado tiene muchas posibilidades de morir”, agrega.
Este virus se identificó por primera vez en 1976 en Sudán y la República Democrática del Congo. Desde entonces, se ha sabido de unos 2.200 casos, de los cuales 1.500 fueron mortales.
Esto no quiere decir que muchos otros no hayan muerto de esta enfermedad, pero pasaron inadvertidos porque con frecuencia los brotes ocurren en comunidades donde no hay acceso a la asistencia sanitaria. Es por esto que para detener la propagación del virus varios planes se ponen en marcha al mismo tiempo.