Con el propósito de fomentar un espacio de diálogo y aprendizaje entre los profesionales que brindan acompañamiento a estudiantes con discapacidad y talentos excepcionales en los entornos escolares, la Secretaría de Educación del departamento organizó una jornada de actualización. La actividad estuvo dirigida a los contratistas que prestan sus servicios en las instituciones educativas de los 11 municipios no certificados, enfocándose en el intercambio de experiencias exitosas y el fortalecimiento de herramientas para gestionar el impacto emocional que implica su labor diaria.
Así lo dio a conocer Mónica Andrea Salgado, directora de Cobertura Educativa, quien señaló que “…aprovechando el receso académico, se programaron estas sesiones desde la semana pasada, con la finalidad de enriquecer la atención educativa, mejorar los recursos pedagógicos y afianzar las estrategias ya implementadas”. Por su parte, Gladys Giraldo Ocampo, coordinadora del programa de Inclusión, destacó que, al cierre del mes de mayo, el departamento registraba 1.638 estudiantes con algún tipo de discapacidad, 394 con capacidades sobresalientes, y 938 con diagnósticos de trastornos, lo cual resalta la relevancia del trabajo que desarrollan estos profesionales en su rol de docentes de apoyo.
En cuanto a inclusión educativa, las herramientas deben adaptarse a la diversidad de casos que enfrentan los orientadores en su labor cotidiana. Héctor Mauricio Urrea Arcila, psicólogo especializado en deporte, comentó desde su experiencia que “cuando se habla de discapacidad, muchas veces se convierte en una etiqueta. En cambio, ver a estos estudiantes como atletas en potencia, como se hace en eventos paranacionales o paralímpicos, permite potenciar sus habilidades y darles un nuevo sentido a sus vidas a través del deporte”.
Por otro lado, Marlly Devia, psicóloga clínica y líder del área de Inclusión, subrayó la necesidad de separar la discapacidad de ideas de marginación. “Debemos intervenir en los distintos escenarios en los que se desenvuelven los niños: el aula, la familia, la comunidad. La inclusión no es solo del colegio hacia adentro, también depende del entorno. Aunque aún hay retos por superar, ya se evidencian avances positivos: hay estudiantes con autismo, síndrome de Down o discapacidad cognitiva que participan activamente en la vida escolar, hacen parte de comités de convivencia y son aceptados por sus compañeros. Falta camino por recorrer, pero se están logrando transformaciones significativas”.
Fuente: Oficina de Comunicaciones Gobernación del Quindío