El francés Jules Koundé selló el 3-2 para el Barcelona a cuatro minutos de concluir la prórroga, otorgándole al conjunto azulgrana su trigésimo segundo título de campeón de la Copa del Rey, tras una final intensa ante el Real Madrid, a la altura de un clásico de máximo nivel.
Durante la primera parte, el Barça fue netamente superior, adelantándose gracias a un gol de Pedri. Sin embargo, en la reanudación, el Real Madrid reaccionó con el ingreso de Kylian Mbappé, logrando revertir el marcador y transformando el duelo en un espectáculo vibrante que no se decidió hasta los instantes finales del tiempo extra.
Ferran Torres sustituyó a Lewandowski en el ataque, mientras Gerard Martín ocupó el lateral izquierdo en reemplazo de Balde. Ambos encontraron un Madrid disminuido, ya que Carlo Ancelotti no podía contar, además de las bajas confirmadas de Dani Carvajal y Éder Militao, con Eduardo Camavinga.
A pesar del regreso de Ferland Mendy, quien apenas resistió diez minutos en cancha antes de retirarse por una nueva lesión muscular, el Madrid intentó contener las ofensivas de Lamine Yamal. Fran García ingresó en su lugar para intentar frenar las embestidas culés.
Alrededor del minuto 30, Pedri sorprendió a Courtois con un potente disparo desde larga distancia que se coló cerca del ángulo, cumpliendo el dominio previsto por el Barcelona desde el inicio.
Con el avance del encuentro, los dirigidos por Hansi Flick bajaron la intensidad, permitiendo a los blancos aproximarse al área defendida por Wojciech Szczesny, aunque sin lograr conexiones claras entre Ceballos, Bellingham y los atacantes brasileños.
Ancelotti recurrió a Mbappé en el segundo tiempo, reemplazando a Rodrygo. Fue Vinícius quien protagonizó la mejor ocasión del Madrid hasta ese momento, exigiendo en dos ocasiones consecutivas al arquero polaco.
Con los ingresos de Modric y Arda Güler, el conjunto merengue mostró otra cara: mayor energía, presión alta y despliegue físico. Para contrarrestar esa reacción, Flick movió sus fichas y dio entrada a Fermín López por Dani Olmo, buscando equilibrio en el mediocampo.
No obstante, el Real Madrid ya había desatado toda su fuerza y, con un lanzamiento de falta ejecutado por Mbappé, tras una infracción de De Jong que los madridistas reclamaron como roja directa, logró empatar el partido.
Poco después, en el minuto 77, Aurélien Tchouaméni volteó el marcador con un certero cabezazo tras un tiro de esquina, desatando la euforia blanca. Sin embargo, siete minutos después, Ferran Torres aprovechó un error defensivo y batió a Courtois, nivelando nuevamente el marcador.
En el tiempo adicional, el Madrid pareció más entero físicamente. Pedri, exhausto, fue reemplazado por Eric García para intentar mantener el balance defensivo en un partido que exigía máxima concentración.
Finalmente, Koundé, muy atento dentro del área, aprovechó una desatención para firmar el 3-2 definitivo y darle la gloria al Barcelona en una final inolvidable.