Un hecho fuera de lo común se registró en el municipio de Landázuri, al sur de Santander, luego de que una mujer profanara una tumba en el cementerio El Sagrado Corazón, a pocas cuadras del parque principal, con el propósito de “bañar y cambiar de ropa” a un joven fallecido.
De acuerdo con testigos, el episodio ocurrió en la mañana del miércoles 22 de octubre, cuando la mujer ingresó al camposanto y, aprovechando que el sepulturero se encontraba incapacitado por dengue, retiró la lápida de una bóveda, deslizó el féretro hacia afuera y levantó la tapa. Enseguida, comenzó a hablarle al cadáver como si estuviera vivo, mientras le mostraba una muda de ropa nueva.
En videos que circularon en redes sociales se le escucha decir frases como: “Voy a comprarle uno mejor, papacito”, mientras sostenía un pantalón y un balde con artículos de aseo. Según las primeras versiones, la mujer también llevó cervezas, cigarrillos y una veladora, con los que pretendía “acompañar” el ritual.
El cuerpo correspondía a Diego Expedito Moreno Rojas, un joven de 19 años asesinado el 21 de julio de este 2025 en el parque principal de Cimitarra y sepultado tres días después en Landázuri. De acuerdo con el párroco del municipio, Bayron Alexander Martínez, la mujer visitaba con frecuencia la tumba del joven y habría actuado movida por una aparente fijación emocional.
Cuando fue alertado por visitantes del cementerio, el sepulturero, pese a su convalecencia, acudió al lugar y grabó parte de la escena con su celular. En el video se le oye decirle: “Mamita, ¿usted por qué hizo eso? Eso es un delito”, a lo que ella respondió: “No me importa, así me cueste la vida”.
Minutos más tarde, un hombre que sería el padre del difunto llegó armado con un machete para detenerla, pero fue controlado por uniformados de la Policía de Santander, quienes intervinieron para evitar una agresión. La mujer se resistió al arresto, forcejeó y lloró mientras era esposada y retirada del lugar.
El sacerdote Martínez confirmó que, tras el incidente, el féretro fue nuevamente colocado en la bóveda y sellado por el trabajador del cementerio. “Fue un acto doloroso para todos. Nadie entiende qué la llevó a hacer algo así”, señaló.






