Un aterrador descubrimiento en pleno corazón de Bogotá destapó uno de los crímenes más estremecedores registrados recientemente en el país. La tarde del 7 de noviembre, recicladores que realizaban su labor en la calle 17A con carrera 57, localidad de Puente Aranda, encontraron varias bolsas negras dentro de un contenedor de basura. Lo que parecía una jornada habitual terminó convertido en una escena dantesca: en su interior yacía el cuerpo de un hombre.
La víctima fue identificada como Jonny Alejandro Marín Segura, un joven de 28 años, nacido en Quimbaya, Quindío, quien había vivido varios años en España y, más recientemente, en Dosquebradas, Risaralda. Su identidad fue confirmada mediante cotejos dactilares y verificación en diferentes bases de datos.
Gracias a ese proceso, funcionarios lograron ubicar a sus familiares en el Quindío, quienes viajaron a la capital para reclamar el cuerpo y trasladarlo a su municipio natal. Allí, el pasado fin de semana, la comunidad le ofreció un sentido adiós en el cementerio local.
Aunque las autoridades han recopilado información clave, la investigación avanza en medio de un panorama lleno de incertidumbre. La Policía y la Fiscalía trabajan para establecer no solo quién sería el responsable del homicidio, sino también cómo ocurrieron los hechos que terminaron con la vida del joven quindiano.
De manera preliminar, los peritos consideran que Jonny Alejandro habría sido torturado y asesinado en un lugar distinto al sitio donde fue abandonado el cuerpo, lo que apuntaría a un intento claro de los responsables por desviar la investigación.
En estos momentos, los investigadores revisan grabaciones de cámaras de seguridad, realizan labores de vecindario y recolectan testimonios que permitan reconstruir el recorrido del joven, así como determinar el instante en que fue atacado.







