Ocho meses después del crimen que descubrió al país, la Fiscalía General de la Nación confirmó que la muerte de Emilia e Inés, dos menores de edad, ocurrida en abril pasado en el norte de Bogotá, fue producto de un homicidio por envenenamiento con talio, un metal altamente tóxico que habría sido suministrado de forma intencional a través de frambuesas con chocolate enviadas como supuesto regalo.
Los hechos ocurrieron durante una reunión social en un apartamento del exclusivo sector de Rosales, donde cuatro adolescentes, estudiantes del colegio Los Nogales, compartían una tarde luego de salir de clases. Tras consumir las frambuesas que llegaron por mensajería, tres de ellas comenzaron a presentar síntomas de intoxicación severa. Dos fueron trasladadas a la Fundación Santa Fe, donde fallecieron el 5 y el 9 de abril. Un cuarto joven logró recuperarse, mientras que el hermano mayor de una de las víctimas aún sufre secuelas.
Talio fue introducido de manera premeditada
El Instituto Nacional de Medicina Legal desarrolló que la causa de muerte fue intoxicación por talio, un metal inodoro, altamente tóxico y de uso industrial, capaz de provocar fallas cardíacas. El dictamen forense confirmó que la sustancia fue introducida de manera deliberada en las frambuesas, lo que permitió a la Fiscalía configurar el caso como un homicidio intencional.
Las investigaciones también permitieron establecer que el alimento fue enviado por una empresa de mensajería, bajo la apariencia de un obsequio, hecho que resultó ser completamente falso.
Principal sospechosa habría huido del país
La Fiscalía identificó como principal sospechosa a Zulma Guzmán Castro, quien, según el ente acusador, habría coordinado la entrega del alimento contaminado. Tras conocerse la muerte de las menores, la mujer salió de Colombia con destino a Argentina y posteriormente se habría desplazado por Brasil, España y Reino Unido.
Ante esta situación, una fiscal de la Unidad de Vida solicitó y obtuvo una orden de captura internacional, y desde el pasado 25 de octubre se encuentra vigente una circular roja de Interpol para lograr su ubicación y detención en más de 90 países.








