La salud mental se consolida como uno de los desafíos más complejos del sistema de salud en Colombia. El incremento de los intentos de suicidio y los casos consumados, así como la multiplicidad de factores sociales que inciden en el bienestar emocional, evidencian una problemática que trasciende el ámbito clínico y exige la participación activa de la comunidad. El departamento del Quindío no es ajeno a esta realidad.
Así lo expuso Jeimy Bocachica Martínez, profesional universitaria de la Secretaría de Salud Departamental y referente del Programa de Convivencia Social y Salud Mental, quien en diálogo con Quindío Noticias describió el panorama actual en el territorio. “El tema de salud mental departamental es una representación micro de una realidad macro que vivimos no solo a nivel nacional, sino a nivel mundial”, explicó. Según Bocachica, estilos y hábitos de vida poco saludables, dinámicas sociales marcadas por la intolerancia y diversos determinantes sociales inciden de manera negativa en la salud mental de la población.
Bocachica Martínez señaló que en el Quindío confluyen problemáticas como el consumo de sustancias psicoactivas y el estigma frente al abordaje de la salud mental, lo que dificulta la identificación temprana de los casos y la búsqueda oportuna de ayuda. “Hace que las problemáticas que se presentan en relación al estado de la salud mental de las personas no sean prontamente atendidas ni reconocidas, incluso por la misma persona”, indicó.
A ello se incluyen hábitos que afectan el bienestar, como la falta de descanso adecuado, la baja práctica de actividad física y la escasez de oportunidades culturales y artísticas para la expresión emocional, en contraste con una alta dependencia de dispositivos electrónicos.
Cifras que preocupan
El balance estadístico confirma la gravedad del escenario. De acuerdo con los datos entregados, hasta el mes de noviembre se registraron 431 casos de intentos de suicidio y 37 casos de suicidio en el Quindío, cifras que representan “un incremento significativo” frente al mismo periodo de 2024. “Las cifras nos permiten darnos cuenta que el intento de suicidio cada vez se convierte en una alternativa más común y usada, sobre todo en nuestra población más joven”, advirtió la profesional.
En cuanto a los grupos más afectados, Bocachica Martínez explicó que el suicidio presenta mayor prevalencia en hombres, mientras que los intentos son más frecuentes en mujeres jóvenes, especialmente entre los 19 y los 28 años. Sobre la niñez y la adolescencia, la funcionaria alertó que la edad promedio de los intentos ha venido disminuyendo. “Este año tuvimos tanto casos de suicidio como de intentos de suicidio en menores de edad”, precisó, recordando que se trata de un fenómeno multicausal, asociado a dinámicas familiares, valores sociales y al acceso masivo a información que supera la capacidad de procesamiento emocional de los adolescentes.
Además, indicó que durante el mes de diciembre estos eventos tienden a incrementarse, lo que refuerza la necesidad de medidas preventivas y de acompañamiento permanente.
Atención 24/7 y respuesta institucional
Frente a este panorama, la Secretaría de Salud del Quindío, en cabeza de Luisa Fernanda Arcila, el departamento ha fortalecido su capacidad de respuesta, es así que en el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) se dispuso de un equipo de profesionales para atender urgencias en salud mental las 24 horas del día, los siete días de la semana. La línea departamental habilitada es 310 793 2686 , a través de la cual cualquier persona puede recibir acompañamiento especializado ante situaciones de angustia o colapso emocional.
“De aquí se deriva, si es necesario, motivar a la persona para que haga su ingreso a un servicio de urgencias, recordando que los temas en salud mental son considerados como una urgencia”, enfatizó Bocachica Martínez. Asimismo, destacó el trabajo de sensibilización y humanización adelantado con el personal asistencial para garantizar una atención oportuna, respetuosa y adecuada.
Así pues, se reiteró que la salud mental es un asunto complejo, aún marcado por estigmas y barreras, pero resaló la importancia de reconocerla como una prioridad colectiva. El llamado es a fortalecer redes de apoyo, promover hábitos de vida saludables y acudir a los servicios disponibles ante cualquier señal de alerta.








