Inicio OPINIÓN Turismo, emprendimiento y empleabilidad; motores del desarrollo económico

Turismo, emprendimiento y empleabilidad; motores del desarrollo económico

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La libertad política es garantía de desarrollo económico y cambio social. En Colombia, el desarrollo económico se ha fortalecido y consolidado en los últimos años. En la actualidad, nuestro país está dentro de los que tienen un ingreso per cápita medio alto, ocupando el octavo puesto entre las 16 economías más relevantes de América Latina (Banco Mundial, 2019).

La economía colombiana registró un crecimiento de 10,6 % en 2021, lo que la ubica como la segunda de la región, después de Chile. Este crecimiento estuvo muy por encima del esperado por el último gobierno, por las entidades financieras y por los gremios, según el Dane en 2021. Lo interesante es que estuvo jalonado, principalmente, por el consumo interno, que creció alrededor de 13 %; por el crédito, que aumentó 22 %, y el gasto del gobierno nacional que se disparó en 22 % (Bloomberg, 2022).

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De acuerdo con datos de la Oecd y del Banco de la República, en 2022, se destaca que el gran logro del país ha sido que, incluso con las circunstancias que se presentaron en el 2020 y 2021 con la pandemia y la crisis económica, las proyecciones de crecimiento son positivas. Lo anterior es evidencia del incuestionable músculo productivo que albergan nuestras regiones y de los positivos avances para el desarrollo nacional que trae la decisión estratégica de invertir en ellas (Tavera, 2022).

Sin embargo, este crecimiento debe ser mirado con precisión. Hay un desequilibrio notorio; en Colombia la productividad, y por ende el crecimiento, está altamente concentrada en los departamentos más desarrollados. De acuerdo con Informa Colombia en 2021, del total de 469.099 de empresas registradas para 2021, más del 80 % se concentran en ciudades principales como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. No solo el poder político está concentrado en Colombia, también lo está el aparato productivo de la nación. Tal desbalance trae consecuencias para el desarrollo, dejando a vastas zonas del país a su propia suerte.

A pesar del esfuerzo del gobierno nacional por construir un diagnóstico territorial para identificar las oportunidades y debilidades de los entes territoriales con miras a definir estrategias de productividad, los instrumentos creados no se operativizan en las regiones, lo que tiene como efecto que deban inyectarse siempre más recursos.

En materia de turismo, Colombia es el segundo país que encabeza la  intención de viaje en Sudamérica. De acuerdo con datos de Procolombia en 2021, de los 10 aeropuertos del hemisferio sur con más tráfico internacional, tres son colombianos: Bogotá, Medellín y Cartagena. El aeropuerto internacional El Edén, ubicado en el departamento del Quindío, tiene todo el potencial para entrar a competir en esos 10 primeros lugares; además, El Edén es la puerta de entrada a un territorio de gran potencial turístico. Es imperativo que el gobierno nacional invierta para que el aeropuerto del Corazón de Colombia se consolide y entre a ser receptor de un mayor número de visitantes.

De acuerdo con un diagnóstico elaborado por las Secretarías Departamentales de Desarrollo Económico, a través de la Federación Nacional de Departamentos, la problemática principal de las regiones es la falta de infraestructura turística de calidad que permita aprovechar las potencialidades geográficas, los atributos y vocaciones de cada territorio. A ello se suma un desaprovechamiento de la demanda extranjera, debido a la débil formación de las personas que trabajan en el sector, entre otros elementos, por el poco conocimiento de lenguas extranjeras. Y como si fuera poco, los prestadores de servicios tienen notables dificultades para cumplir con los compromisos tributarios (FND, 2022). Las ganancias son bajas comparadas con las altas cargas tributarias.

En relación con el emprendimiento y la empleabilidad, en Colombia una consecuencia sin precedentes de la crisis del covid-19 ha sido su efecto en el mercado laboral, afectando especialmente a las mujeres, a los jóvenes entre 14 y 28 años y a aquellos con menores niveles educativos. Así, para junio de 2021, el país registró la cuarta tasa de desempleo más alta de la Ocde: 14,7 %. Además, la informalidad laboral, medida como el porcentaje de personas que no tienen acceso a seguridad social, representó el 62,7 % de la población ocupada (FND, 2022).

Por otro lado, en Colombia hay 1,6 millones de empresas registradas y alrededor de 10 millones de micronegocios totalmente informales, la mayoría de cuenta propia. De estas, 5,4 millones corresponden a Pymes (Dane, 2021). Es de reconocerle al gobierno que evitó el estancamiento del aparato productivo con más de 441.000 empleos protegidos, a través de 12.648 empleadores beneficiados según la UGPP a quienes el Gobierno desembolsó 7 billones de pesos vía PAEF como apoyo para el pago de salarios (Unidad de Pensiones y Parafiscales, 2021). Las empresas turísticas han sido un ejemplo fehaciente de la resiliencia que destaca y es inherente en los colombianos.

Hay unos datos alentadores, pero hay otros que dejan entrever que aun hace falta decisión política para fortalecer a las regiones y su oferta de servicios. A pesar del crecimiento logrado, hay un desbalance. Es necesario crear un fondo de inversión que sirva como instrumento financiero regional para inyectar liquidez a pequeñas y medianas empresas, vía créditos bancarios con tasas de intereses blandas. Ese fondo debe ser garantía de nuevos emprendimientos y, por lo mismo, de un crecimiento pensado desde lo regional y lo local. Las pymes conllevan en sí mismas el empuje del país, representan el 90 % de las empresas y emplean más del 65 % de la fuerza laboral, de acuerdo con la Asociación Colombiana de Pequeña y Medianas Empresas.

Revisando más datos, hay uno particular que es, a todas luces, alarmante: la mitad de las mipymes del país se quiebran después del primer año, y solo 20 % sobrevive al tercero; situación que se presenta principalmente porque el 62 % de las mipymes no cuenta con acceso a préstamos financieros, que son claves para su crecimiento y desarrollo. Los empresarios necesitan la mano amiga del Estado y sus instituciones.

¿Es el turismo sostenible tan valioso como el petróleo?

Opinión por:

PABLO JARAMILLO ARANGO
Candidato a Doctor en Estudios Políticos y Jurídicos

 

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