El caso que estremeció a Santa Marta y al país en abril de 2022 dio un paso definitivo hacia la justicia. Este viernes 4 de julio de 2025, el Juzgado Cuarto Penal del Circuito con Función de Conocimiento de Santa Marta emitió un fallo condenatorio contra Yenni Alexandra Higuera Casallas, hallándola culpable del homicidio agravado de su hijo de tan solo 15 meses, Samuel Guerrero, quien murió ahogado en una playa de Buritaca, Magdalena.
De acuerdo con la investigación judicial, la joven enfermera, oriunda de Bogotá, viajó con su hijo a Santa Marta y, el mismo día de su llegada, lo llevó a la playa de Buritaca, donde horas después el pequeño fue hallado sin vida dentro de un vehículo abandonado cerca del mar. Según el dictamen de Medicina Legal, el niño murió por asfixia por inmersión y no hubo indicios de intento de rescate, lo que fortaleció la tesis de homicidio doloso sostenida por la Fiscalía.
Tras los hechos, Yenni Alexandra huyó del lugar y permaneció desaparecida durante dos semanas hasta ser localizada en Bogotá, donde fue capturada y trasladada a Santa Marta. Aunque permaneció bajo detención preventiva durante gran parte del proceso, recuperó su libertad por vencimiento de términos, situación que generó indignación entre la familia de la víctima y la opinión pública.
Ahora, tras el fallo condenatorio, el juez ordenó su captura inmediata mientras se programa la audiencia de lectura de sentencia, en la que se definirá la pena que deberá cumplir. Según el Código Penal Colombiano, por homicidio agravado podría enfrentar hasta 58 años de prisión, dada la gravedad del delito y el vínculo de parentesco con la víctima.
El padre del menor, Edwin Guerrero, expresó su alivio ante la decisión: “Se acaba un proceso de duelo y tristeza para que la muerte de mi hijo Samuel no quedara en la impunidad. Ahora solo espero que la responsable pague por lo que hizo”.
El caso de Samuel Guerrero conmocionó a la comunidad en 2022, cuando se conoció la muerte del bebé y las circunstancias que rodearon el hallazgo de su cuerpo. La Fiscalía presentó pruebas contundentes —testimonios, grabaciones y rastros físicos— que permitieron concluir que la madre actuó con plena intención de quitarle la vida a su hijo, descartando la hipótesis de un accidente.
La justicia ahora tendrá la última palabra cuando se conozca la sentencia definitiva en los próximos días.
