En medio de una desgarradora espera, el reciente hallazgo de restos óseos en una zona rural del municipio de Roncesvalles, Tolima, ha vuelto a abrir las heridas de la desaparición de la pequeña Eileen Scarlet Páez, una menor de 2 años cuya ausencia desde abril mantiene en vilo a su familia y a la comunidad. La noticia, que conmueve a quienes siguen el caso, llega luego de que un perro de rastreo localizara estos restos el 28 de octubre en la vereda Pringamosal, una zona ya inspeccionada previamente por las autoridades sin éxito.
Eileen desapareció hace seis meses en la finca donde vivía junto a su madre, Carmen Alicia Díaz Cajiao, de 19 años, y su padrastro, un hombre de 20 años que poco después de la desaparición fue capturado y permanece en prisión preventiva, acusado de estar involucrado en la desaparición y presunta muerte de la niña.
Mientras tanto, su madre fue detenida en septiembre y cumple arresto domiciliario, bajo sospecha de complicidad en el caso. La situación ha tomado tintes más dramáticos debido al embarazo actual de Carmen Alicia y la incertidumbre sobre el paradero de la menor de dos años, hija de Eileen, de quien no se ha tenido noticia desde la desaparición de su madre.
Este macabro hallazgo, que podría confirmar el desenlace trágico de la niña, pone en pausa las esperanzas de la familia y de la gobernadora de Tolima, Adriana Matiz, quien había manifestado públicamente su deseo de encontrar a Eileen con vida. Sin embargo, ante la posibilidad de que los restos hallados correspondan a la pequeña, el proceso de identificación por pruebas de ADN podría dar claridad definitiva a un caso que ha sacudido al departamento y que ha dejado al descubierto un historial de violencia en su entorno familiar.
La investigación había revelado antecedentes alarmantes: Eileen habría sido víctima de violencia por parte de su padrastro, quien, según denuncias interpuestas en la Comisaría de Familia, la habría agredido en varias ocasiones entre marzo y abril, utilizando incluso una manguera para castigarla. Los testimonios también indicaron que Carmen Alicia, madre de Eileen, sufría igualmente de maltratos físicos y psicológicos, siendo aislada de sus seres queridos y obligada a borrar pruebas de los golpes, según señalan fuentes cercanas.
En medio de este oscuro panorama, las autoridades buscan resolver las últimas incógnitas del caso. La comunidad de Roncesvalles observa con incertidumbre y dolor, esperando que la confirmación de la identidad de estos restos traiga consigo justicia y un sentido de cierre para la familia.