Felicidad total se respiraba ayer a las 10am en el Parque de Los Sueños de Armenia. Finalmente 91 caballos serían libres de la esclavitud del trabajo pesado al que fueron expuestos por años.
Después de casi 3 años de lucha por alcanzar la jubilación de estos equinos, las organizaciones animalistas catalogaban el 17 de diciembre de 2015 como un día histórico, la sustitución de vehículos de tracción animal era un hecho.
Todo estaba listo para la llegada de la alcaldesa Luz Piedad Valencia, quien haría entrega oficial de las camionetas, motocarros y de las unidades productivas a los carretilleros, y a su vez los caballos a sus nuevos dueños, quienes se encargarían a partir de ese momento de cuidarlos y darles una vida digna.
Todo transcurría normalmente, hasta que los medios de comunicación y la comitiva de la alcaldesa se despidieron del lugar.
Según comunicado de las organizaciones Corteza Terrestre, Ecohuellas y Amar es Más, al momento de la entrega a los adoptantes, las condiciones fueron de desorganización y descoordinación; los animalistas insistieron en hacer parte de ella verificando que el caballo fuese entregado a la persona correcta, sobre todo aquellos con condiciones especiales que querían jubilarlos efectivamente, pero la señora Gloria Cecilia García, jefe de oficina de secretaría de Gobierno, en ausencia del secretario de Gobierno, realizó la entrega sin ese tipo de consideraciones, por lo que resultaron muchos adoptantes desencantados que renunciaron a la adopción y aquellos que estaban dispuestos a cuidar enfermos y preñadas, no les fue asignado equino alguno o les cambiaron las condiciones.
De igual manera, luego de la asignación, algunos equinos fueron buscados por sus adoptantes y no aparecieron, evidenciando la falta de control en la salida y probablemente en los costados de los potreros.
Al final de la jornada, aproximadamente a las 8:00 p.m. 22 caballos quedaron en el parque, según información oficial iban a ser trasladados al centro de zoonosis, acción que no se había cumplido a esa hora.
Asimismo, las organizaciones animalistas expresaron que en ningún momento de la jornada, contaron con alimento, agua, medicamentos y apoyo de personal veterinario idóneo, lo que dejó como resultado el desplome de la yegua Rosita (identificada con el número 71) y que duró más de una hora en el suelo, cuya atención fue proporcionada por ellos mismos, costeando sus medicamentos y la llamada a un veterinario voluntario.
La actividad tampoco contó con seguridad suficiente para los voluntarios, funcionarios y asistentes, pues el personal de la policía presente no era suficiente para evitar situaciones de inseguridad y no asistió personal de la OMGERD, Defensa Civil u otros organismos de socorro y rescate que atendiesen una posible emergencia derivada de la presencia de más de 90 equinos en un espacio reducido.
A pesar del desaire de la administración municipal, los animalistas enfatizan que seguirán con el compromiso de vigilancia y veeduría en este proceso, además del acompañamiento a la Secretaría de Gobierno de acompañar el monitoreo y seguimiento de las adopciones, para retirar a los equinos cuyos adoptantes no cumplen con los requisitos señalados en la norma.