La reciente decisión del gobierno colombiano de incrementar en un 30% el arancel al acero importado ha generado un fuerte debate entre la administración nacional y el sector de la construcción. Este decreto, que busca proteger la industria local, ha sido recibido con críticas por parte de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), advirtiendo que los costos de la vivienda podrían aumentar en más del 3%.
Para el sector constructor, este aumento representa un desafío más en un contexto ya complejo, con caídas en las ventas de vivienda, pérdida de empleos y reducción de subsidios del programa Mi Casa Ya. Guillermo Herrera, presidente de Camacol, expresó que este arancel llega en un “muy mal momento”, justo cuando el sector lidera la pérdida de empleo a nivel nacional. Además, alertó que esta medida podría reducir los lanzamientos y la oferta de vivienda, impactando a las familias que aspiran a adquirir vivienda de interés social.
El ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, ha defendido la medida afirmando que el impacto en los costos de las viviendas será mínimo, especialmente en las de interés social. Según el ministro, la importación de acero de China y otros países tendría solo un aumento marginal en los costos de construcción. “Estamos hablando de un máximo de medio punto porcentual en los costos, lo que no debería afectar significativamente el precio final de la vivienda”, aseguró Reyes.
Sin embargo, desde Camacol sostienen que la realidad podría ser distinta. La asociación calcula que entre el 50% y 60% del valor de una vivienda está compuesto por costos directos, donde el acero representa más del 20%. Así, el alza de aranceles podría tener un impacto considerable, mucho mayor al señalado por el gobierno.
La medida también forma parte de una serie de salvaguardias adoptadas en los últimos meses, afectando productos de hierro, acero y aluminio. Según Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón, estas medidas buscan equilibrar el mercado y frenar la desindustrialización que enfrenta el país frente a la competencia de precios bajos provenientes de Asia. Sin embargo, desde el sector de la construcción temen que el proteccionismo termine encareciendo la oferta de viviendas accesibles y limitando el crecimiento del sector.
El debate en torno a estos aranceles refleja las tensiones en la política económica actual del país. Mientras el gobierno defiende estas políticas como un esfuerzo para proteger la industria nacional, los críticos temen que, sin una evaluación completa del impacto, estas medidas terminen afectando negativamente a sectores como el de la construcción y a los colombianos que aspiran a una vivienda propia.