El presidente Juan Manuel Santos, con su cirugía de restauración de párpados, entró en la onda de los políticos que recurren al bisturí para proyectar una mejor imagen.
Aunque la blefaroplastia que se practicó fue en diciembre para lucir menos cansado e inflamado y despejar su campo visual, solo trascendió a la opinión pública el pasado lunes y las reacciones a favor y en contra no se hicieron esperar: líderes de opinión, tuiteros, blogueros, políticos y gente del común no tardaron en opinar.
Para la asesora de imagen y protocolo Diana Neira, que Santos se hiciera esta cirugía es positivo. “Todo lo que tenga que ver con mejorar la imagen es bienvenido, ¡ojalá lo hubiera hecho antes! Para esto existen las ayudas médicas y estéticas”, dijo la experta, al tiempo que indicó que la vanidad es una cualidad básica para triunfar, “quien se cuida así mismo, hará lo correspondiente con sus deberes, o por lo menos así lo interpretamos”.
El hecho de que el gobernante de los colombianos haya recurrido a lo que ya han hecho presidentes como Cristina Fernández de Kirchner o Sebastián Piñera lo respeta el médico y cirujano plástico Cristian Claros, aspirante a la Cámara de Representantes por el partido Centro Democrático. “Como cualquier persona él tiene derecho a verse y sentirse mejor”, opina.
Política vs. belleza
Pero lo que Claros ve como negativo ante la opinión pública es el hecho de haberse hecho la cirugía en esta época, cuando “hay asuntos más importantes en Colombia que unos párpados. Él se la puede hacer, pero el momento no era este, como está la situación en el país, había que priorizar”.
Opositor a los procedimientos estéticos en personajes de la política es el aspirante a la Cámara por Cambio Radical Milton Castrillón, quien opina que un político tiene que ser “natural, como Dios nos puso en la tierra, por eso no estoy de acuerdo con esos cambios y nunca me los haría”.
Castrillón agrega que a muchos dirigentes les da miedo competir con la nueva generación de políticos jóvenes y por eso quieren “lucir otro rostro para mostrarse más vitales, con mayor energía, y eso no es suficiente, la gente no es tonta, no traga entero”. Y el candidato añade: “los electores van a decir que uno hace más cosas por estar bello que por trabajar por la gente”.
COLPRENSA